Los 13 mejores motores de 6 cilindros de la historia del motor

Un buen coche tiene mucho parecido con una buena película. De nada sirve que el guion sea muy bueno, si no hay un director capaz de organizar al elenco, visualizar cada toma y dar con los mejores planos para cada escena. Siguiendo con el símil, un coche, por bonito que sea, no será recordado si no tiene en su interior un motor a la altura.

La fiabilidad suele ser un aspecto clave que medimos para evaluar si un motor merece la pena. La potencia también es importante. O, por lo menos, debe ofrecer unas prestaciones lo suficientemente interesantes como para que la máquina se pueda manejar con cierta soltura.

Hasta hace apenas unos años, los motores de 6 cilindros eran la solución que muchos fabricantes tomaban a la hora de diseñar un propulsor con más prestaciones que un tetracilíndrico, pero sin comprometer demasiado la fiabilidad y el consumo. Casi todos los fabricantes importantes han creado bloques de este tipo, ya sean en línea, en ‘V’ o bóxer.

En este artículo vamos a recopilar los que se consideran los mejores motores de 6 cilindros hasta la fecha. No vamos a hacer distinciones entre diseños o combustibles. A lo largo de estas líneas podrás leer desde el V6 más tecnificado de Ferrari, hasta el motor diésel más eficiente para moverse de punta a punta de España con la familia.

Honda C32BBMW S54Audi 3.0 V6 TDICummins B6.7Nissan VR38DETTMercedes-Benz M104Porsche M97/74Subaru EZ30Alfa Romeo Busso V6BMW S58Ferrari F163Nissan VQ35DEToyota 2JZ-GTE

Honda C32B

Probablemente, Ayrton Senna fue el único ser viviente capaz de exprimir al máximo este propulsor

Comenzamos con un motor mítico. El C32B es el motor que puso de los nervios a Ferrari. El mismo que Ayrton Senna demostró que supo domar a la perfección en Suzuka a bordo del NSX.

Es cierto que cuando hablamos del Honda NSX, no nos solemos centrar demasiado en su motor. Sin embargo, es una parte indisociable de su éxito. El C32B era un V6 de 3.2 litros perfectamente afinado para el superdeportivo. Se trabajó hasta el último detalle para reducir su peso sin mermar su fiabilidad. Y se optimizó con el sistema VTEC, la distribución más sencilla y eficaz que ha creado el ser humano hasta hoy.

¿El resultado? Los de Minato demostraron a los de Maranello que era posible fabricar un superdeportivo de ensueño sin que costara cientos de miles de dólares.

BMW S54

Los 6 cilindros en línea son la especialidad de BMW. De hecho, cuesta elegir uno solo de este fabricante, pues su historia demuestra que tienen muy bien pillado el punto a estos propulsores.

El S54B32 es el mejor 6 en línea atmosférico que ha salido de los de Múnich. Tiene 3.2 litros de cilindrada y puede girar hasta las 8.000 revoluciones por minuto. Todo esto gracias a un enorme conjunto de mejoras respecto al motor S50 y la inclusión de un sistema Doble VANOS, otra especialidad de los de BMW.

Con esta configuración, este motor es capaz de dar hasta 343 CV y 365 Nm de torque. Se puede disfrutar en el BMW M3 E46, aunque también dio muchas alegrías a los propietarios de un BMW Z4 M.

Audi 3.0 V6 TDI

El 3.0 TDI no solo es un motor increíble. También es muy potenciable. Reprorace

Hay motores diésel buenos, muy buenos y excelentes. El V6 3.0 TDI pertenece al último grupo. Se trata de un propulsor que ya nació ofreciendo unos muy buenos niveles de potencia, fiabilidad y consumo. El paso del tiempo no ha hecho más que perfeccionar la máquina, siendo uno de los motores más interesantes que podemos comprar si queremos un coche para recorrer muchos kilómetros.

Este bloque se ha equipado principalmente en berlinas y SUVs de Audi. Eso sí, que no te engañe la cilindrada. Pese a ser un motor grande, homologa unos consumos que cualquiera se puede permitir.

Cummins B6.7

Los fabricantes estadounidenses no se volcaron tanto con los motores diésel como los europeos. Sin embargo, eso no significa que no trabajen el gasóleo. Cummins no solo es una marca conocida por la gran fiabilidad de sus propulsores, sino que también tiene en su cartera uno de los motores diésel más grandes que se han fabricado hasta la fecha.

Y es que, por sorprendente que parezca, este fabricante de Illinois lleva años fabricando un enorme bloque de 6 cilindros en línea con un cubicaje total de 6.7 litros. Sí, más de un litro por cilindro.

Lo interesante no acaba ahí. Aunque son motores enormes, el fabricante los ha optimizado para que rindan solamente entre 200 y 325 CV. Sus cifras de par máximo sí que son monstruosas, pues generan entre 700 y 1000 Nm. Gracias a esto, tienen una fiabilidad envidiable. Se usan en camiones, maquinaria y en las variantes diésel de las pickups de RAM donde el par es más importante que la potencia.

Nissan VR38DETT

Los japoneses son unos auténticos genios a la hora de hacer motores pequeños

Cuando pensamos en un Nissan GT-R, a todos se nos viene a la cabeza la imagen del GT-R R34. Por alguna razón, el R35 no caló tan fuertemente como su predecesor. Sin embargo, hemos venido a hablar de motores, y el VR38DETT que estrenó el GT-R más moderno es toda una proeza de la mecánica.

Este motor V6 biturbo se hizo gracias a la experiencia que obtuvo Nissan de la competición con los motores V8. La versión inicial que se lanzó en el 2007 conseguía sacar unos interesantes 480 CV.

Pero no quedó ahí la cosa. Con los años, este motor ha envejecido mejor que George Clooney. Algunas ediciones del GT-R han montado este propulsor con versiones de 600 CV, mientras que algún que otro entusiasta ha conseguido superar la barrera de los 1.000 CV haciendo alguna que otra modificación.

Mercedes-Benz M104

Hay motores que son unos adelantados a su tiempo. El M104 de Mercedes-AG salió en 1988, pero presentaba ya muchas de las características que tienen los motores modernos actuales. Doble árbol de levas, cuatro válvulas por cilindro, inyección electrónica, distribución variable… No es de extrañar que muchos de los coches que montaron este propulsor, sigan haciendo kilómetros en estos momentos.

El M104 tenía tres variantes que iban desde los 2.8 hasta los 3.2 litros. Generaban desde 193 hasta 280 CV. Se equipó principalmente en las berlinas de gasolina, aunque también dio vida a las versiones de acceso del R129 SL.

Porsche M97/74

Porsche utiliza motores bóxer porque le permiten bajar el centro de gravedad

Pulir y pulir. Refinar y refinar. Es lo que se hace con los diamantes, y lo que hace también Porsche con cada producto que sale de sus fábricas. El motor M97/74 es el propulsor bóxer de 6 cilindros más perfecto que se conoce. Tiene 4.0 litros de cilindrada y es atmosférico.

Este motor da vida al Porsche 911 GT3 RS 4.0, que es de los pocos deportivos de hoy día que mantienen la esencia de un deportivo de antaño. Ya sabéis a lo que nos referimos: cambio manual, pocas ayudas y un sonido que, por lo que sea, no es necesario amplificar usando el sistema multimedia del vehículo.

Subaru EZ30

Siguiendo un poco con los motores bóxer de 6 cilindros, no podemos ignorar el trabajo de Subaru en este terreno. Con el EZ30, Subaru quería que el Outback y el Legacy tuvieran propulsores más capaces. No solo lo consiguieron, sino que fueron capaces de vender este motor durante 13 años.

La primera versión de este 3.0 de gasolina atmosférico se lanzó en 1999. El diseño era muy bueno, suave, con una entrega muy lineal y generando 212 CV. Eso sí, no era tan eficiente como las propuestas de otros fabricantes con el mismo cubicaje.

En el 2003, Subaru terminó de refinarlo con una sincronización variable de válvulas en admisión y escape. Lo hizo incluso aumentando la potencia, que se extendió hasta los 245 CV. Además, continuó siendo fiable como él solo.

La buena puesta a punto y el bajo centro de gravedad de este bóxer hacen que conducirlo sea una delicia. Es potente, sí. Pero pocos motores son tan dóciles y dan tanta seguridad como este. Por eso, fue un éxito en coches cuyo público objetivo eran las familias.

Alfa Romeo Busso V6

Alfa Romeo también dominó los 6 cilindros [TopGear](https://www.topgear.es/noticias/garaje/motor-v6-busso-alfa-romeo-revolucion-levanto-pasiones-durante-26-anos-1077675)

Durante la friolera de 26 años, Alfa Romeo estuvo comercializando este icónico V6, que fue perfeccionándose año tras año. El bloque original tenía 2.5 litros y debutó en 1979 en el Alfa 6. Desarrollaba unos generosos 160 CV. Poco después, este mismo motor daría vida al Alfa Romeo GTV6 en 1980, uno de los deportivos más icónicos de la casa de Arese.

Ya en los 90, el Busso ganó tamaño, y también un árbol de levas extra. En el vano del Alfa Romeo 164 se montó la mejorada versión de 3.0 litros de 210 CV. Pero la historia no acabó ahí. Durante los últimos años de vida de este propulsor, la marca del biscione le dio una última oportunidad. La cilindrada se aumentó una vez más antes de montarlos en las versiones GTA del 147 y el 156. Pocos en la época imaginarían que, en sus entrañas, esos dos tenían un motor 3.2 de 250 CV.

Este motor no es solo uno de los mejores V6 de la historia. Los auténticos alfistas —esos que pasan sus vidas en la campa del fondo de Desguaces La Torre—, consideran que la marca italiana perdió su esencia en 2005, cuando jubilaron al Busso para adoptar motores de 6 cilindros provenientes de General Motors. Y es que, para los más implicados con la marca, esa jugada fue como echar una rodaja de piña en almíbar a una pizza napolitana.

BMW S58

Como decíamos antes, si nos centráramos únicamente en BMW, podríamos completar todo el artículo. Si tuviéramos que quedarnos con un 6 en línea moderno de este fabricante, elegiríamos sin dudas el actual S58, que lleva refinándose desde el año 2015.

El secreto de este motor radica en su materia prima. La división BMW M partió del diseño del B58, un motor ya de por sí sobresaliente. Su excelencia fue tal que Toyota depositó su confianza en los alemanes, eligiendo este propulsor para su Supra S90.

Este B58 con esteroides no es más que una demostración de las capacidades de ingeniería del fabricante alemán. La potencia se ha conseguido llevar por encima de los 500 CV, pero sin comprometer la fiabilidad.

Aunque lo más interesante es la propia obsesión del fabricante. BMW quiere que sus motores turbo respondan instantáneamente, como sus antiguos atmosféricos. Para esta versión han utilizado dos turbocompresores monoflujo con los que han logrado su cometido. El propulsor da vida a varios modelos de rendimiento de la marca. El más interesante de todos es, sin lugar a dudas, el M2.

Ferrari F163

Algunos afortunados pueden llevar por la calle el motor Ferrari que ganó Le Mans en Hypercar

Debutó en el año 2021 en el Ferrari 296 GTB. Y, sin embargo, ya se puede considerar toda una leyenda. Este motor es como Lamine Yamal. No le ha dado tiempo de ser una joven promesa, porque sin apenas conocerse, ya se ha hecho un hueco entre los más grandes.

¿Estamos exagerando? Para nada. Tanto en 2023 como en 2024, la versión de competición de este motor se ha hecho con la victoria en las 24 Horas de Le Mans con el Ferrari 499P Hypercar. Es el motor que ha devuelto la gloria a los del Cavallino Rampante y el que rompió la sequía de 5 décadas sin ganar esta competición.

¿Cómo funciona? Pues es también bastante interesante. Ferrari apodó a este propulsor «il piccolo V12», pues consideraban que, aunque es pequeño, suena como uno de sus bloques más icónicos. Este V6 de 3.0 litros está diseñado con un ángulo de 120 grados. Los dos turbocompresores están montados dentro de la «V», precisamente para que el motor sea más compacto y reducir así el retraso del propio turbo.

El diseño es todavía más complejo en el hypercar que en el 296 GTB que se vende para calle, que cabe recordar que es el primer V6 híbrido que fabrican para un modelo de producción. En este último, el propulsor desarrolla 654 CV que aumentan hasta los 830 CV al combinarse con la parte híbrida.

Nissan VQ35DE

Tampoco hace falta tener un Ferrari para poder disfrutar de las sensaciones de un V6. En el año 2000, Nissan lanzó otro motor del que se puede sentir bastante orgulloso. El VQ35DE era un V6 atmosférico de 3.5 litros que se instaló principalmente en el 350z, un deportivo que en su día se consideraba asequible, y que hoy es un coche bastante codiciado.

La potencia que desarrolló este motor estaba comprendida entre los 240 y los 300 CV. Es un propulsor suave, perfectamente equilibrado y que deja bastante margen a las modificaciones. También es extremadamente fiable.

Toyota 2JZ-GTE

El Supra es un coche mítico por cientos de motivos diferentes

El título de este artículo se le queda un poco pequeño al Toyota 2JZ-GTE. Te hemos engañado. Clickbait. Este no es uno de los mejores motores de 6 cilindros de la historia. Más bien, lo podemos considerar como el mejor motor de todos los tiempos.

El 2JZ dio vida a una auténtica leyenda, el Toyota Supra A80. Independientemente de lo bueno que era y sigue siendo el deportivo, el motivo por el que hoy día es tan caro hacerse con una unidad de este japonés es por su motor. Ojalá hubiesen fabricado más.

La hoja técnica del Toyota 2JZ-GTE ya es en sí bastante sorprendente. Se trata de un motor de 6 cilindros en línea de 3.0 litros sobrealimentado con dos turbocompresores. Con esta configuración, genera una cifra de par monstruosa: 476 Nm. Eso sí, a priori, los 276 CV que desarrolla tampoco parecen muy espectaculares.

La gracia de todo esto es que la potencia del 2JZ-GTE es un lobo con piel de cordero. Los fabricantes japoneses habían hecho un acuerdo en la época para no superar el techo de los 300 CV, temas medioambientales. Sin embargo, estamos ante uno de los bloques más potenciables que se han fabricado. Es un motor tan sobredimensionado y tan bien hecho, que no es ni complicado extraer de él más de 1.000 CV. ¿Quieres uno? Pues prepara paciencia y mucho dinero. La cola es interminable.

Si te has quedado con ganas de más, echa un ojo a esta entrada enl a que hablamos de los mejores motores de 4 cilindros de la historia. También te puede resultar interesante este otro artículo sobre los motores más potentes del mundo.

El artículo Los 13 mejores motores de 6 cilindros de la historia del motor fue publicado originalmente en Urban Tecno.

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