Hoy los mejillones son considerados una exquisitez gastronómica, lo tenemos comprobado. Estos moluscos son usados en guisos tradicionales como la paella valenciana, pero también tienen otros propósitos aparte de llenar nuestros estómagos. Los científicos los han usado para comprobar el nivel de microplásticos en el mar y ahora también se usarán para medir la calidad del agua. Una iniciativa que ha empezado en Polonia y esperamos que se extienda.
En un mundo afectado cada vez más por el cambio climático y el efecto invernadero, los mejillones llegan al rescate como unos vigilantes naturales de la calidad de las aguas que consumimos. Tal y como lo estás leyendo. Los datos que tenemos sobre este proyecto no son recientes. Hace un año, el creador de contenido en Youtube Tom Scott publicó un vídeo que tuvo más de 4,6 millones de visitas. En el mismo se hablaba la forma en la que un pequeño equipo de científicos polacos habían usado mejillones para comprobar la calidad del agua en las fuentes que abastecen la capital, Varsovia.
El agua de Varsovia está protegida por estos pequeños animales
La entrevista se la realizó el youtuber a los miembros de la empresa de aguas Wodociagi Warszawaski, la cual tiene colocada en su página web que:
Utilizamos el biomonitoreo para aumentar la seguridad del proceso de tratamiento del agua. Los mejillones que usamos son de la especie de mejillón de río de aristas afiladas, muy sensibles a la contaminación del agua, y se emplean para controlar la calidad del agua en el Vístula y el lago Zegrze.
La verdad es que el tema en si mismo es interesante, y nos recuerda un poco a una práctica hecha hace décadas en la minería, cuando se colgaba un canario en lo hondo de los pozos para comprobar el estado del aire. Al ser aves muy sensibles a la falta de oxígeno, este desfallecía y advertía a los mineros de la existencia de gas grisú, que era tóxico. Los mejillones, pero en el río Vístula y el lago Zegrze hacen un tanto parecido. Al ser animales que requieren de aguas limpias y con mucho oxígeno un cambio brusco en esas condiciones indica al equipo de Wodociagi que algo no marcha de manera correcta.
Ahora bien, uno puede pensar, ¿cómo se revisa el estado de los mejillones? Pues de forma sencilla, colocados en una serie de depósitos los trabajadores tienen que observar detenidamente el estado de estos. Por ejemplo, si los moluscos se cierran significativamente a su estado normal esto alerta a los expertos para realizar las pruebas en el agua. Si cuatro o más mejillones se cierran del todo entonces es momento de cortar el suministro de agua a la ciudad. La verdad es que es un método infalible.
Por lo demás, y a diferencia del caso del canario en la mina, estos mejillones tienen vacaciones. Las jornadas de trabajo duran en torno a los tres meses. Una vez ha pasado ese tiempo la tanda de mejillones que trabaja junto a sensores de última generación vuelven al embalse de donde se cogieron y otro equipo los sustituye. El cuidado de los animales es un aspecto principal, más de una especie autóctona.
La verdad es que nos ha parecido un método muy interesante y que tiene altas probabilidades de tener reflejo en otras partes de Europa y del mundo. Si no es así quizá perdamos un control de las aguas muy útil, fiable y sobre todo barato. Seguiremos muy de cerca esta «tecnología» de control, ya que es la combinación perfecta entre cuidar la fauna y utilizarla para un cometido justo y de importancia esencial.
El artículo Aunque te los vayas a comer en Navidad, los mejillones tienen una nueva misión: contarnos cuál es la calidad de nuestro agua fue publicado originalmente en Urban Tecno.
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