La voz era una de las armas preferidas de los soldados del pasado. Escuchar los gritos de guerra ponía los pelos de punta

En Urban Tecno estamos acostumbrados a escribir de armamento. Desde hace tiempo siempre nos aseguramos de que nuestros lectores estén a la última en cuestiones de tecnología militar. Así por ejemplo hablamos de los nuevos misiles de los que dispone Corea del Norte o de los problemas que sufre la flota área de Estados Unidos con el F-35. No obstante, los soldados tienen muchas más armas y la primera de ellas era su propia voz. Los gritos de guerra eran algo común en los ejércitos del pasado y algunos ponía los pelos de punta al escucharlos.

Como decíamos antes, la industria militar es la que más cambios recibe anualmente. Sistemas de ataque o defensa que permiten alcanzar objetivos a largas distancias con márgenes de error mínimos. El caso de los drones es el que pensamos que es más paradigmático, ya que hace menos de 5 años estaban en pañales y ahora mismo se han vuelto imprescindible para todos los ejércitos del planeta. Ya sean usándose como bomba volante o como vehículo de reconocimiento.

Ahora bien, en el pasado entrar en batalla significa disponer de menos tecnología, al menos del tipo inteligente a la que estamos acostumbrados en los tiempos modernos. Las guerras eran analógicas y entre las cosas más llamativas que podían verse era el grito de guerra que los guerreros y luego soldados lanzaban antes de enfrentarse al adversario. Estos gritos, hechos a todo pulmón, servían para influir ánimos entre los compañeros de armas e intentar atemorizar al enemigo que estaba en frente.

Los gritos de guerra se perdieron con la mejora de a tecnología

Hoy estos gritos ya no son utilizados, la guerra ha cambiado mucho, sobre todo en la concepción del espacio. Siglo a siglo se ha puesto tierra de por medio y ahora un soldado pilotando un dron puede destruir una posición del oponente sin ni siquiera ponerse a descubierto. Sabiendo este dato es fácil imaginar que en las contiendas de mediados del siglo XX hacia atrás los combatientes podían observarse mutuamente e interactuar. Por eso los gritos de guerra eran importantes.

Quizá uno de los más conocidos a nivel global por los historiadores sea el «grito rebelde» lanzado por los soldados de los Estados Confederados de América durante la guerra civil estadounidense entre 1861-65. Aunque es cierto que tiene mucho mito detrás, no deja de una prueba magnífica de lo que se ha mencionado antes. De acuerdo con un testigo ocultar que lo vio en su viaje por la Confederación este sonido era:

‘grito terrible y aullido bárbaro’, un verdadero grito sureño, que resonó a lo largo de toda la línea. Lo escuché ese día por primera vez. Era un sonido muy peculiar. Con la práctica, muchos han llegado a un tono alto de perfección y pueden gritar lo suficientemente fuerte como para ser escuchados a una milla de distancia. Creo que lo aprendieron de los indios.

Durante las batallas, los soldados confederados solían proferir este grito para intentar achantar a los soldados de la Unión, así como elevar la moral y en definitiva avisar de que se acercaba un enfrentamiento. Algunos lo hacían tanto que llegaban a echar espuma por la boca.

Seguro que habrá alguien que se pregunte cómo era este grito para el oído. Pues hay que mencionar que estamos de suerte, ya que en la década de 1930, cuando todavía había con vida veteranos del conflicto, un investigador reunió a un grupo de ellos para que lo realizaran. Las imágenes fueron captadas por una cámara de vídeo, incluido el sonido. El resultado final es espectacular.

Por supuesto el «grito rebelde» no era el único famoso. En España tenemos uno muy conocido empleado por los almogávares, las tropas mercenarias de la antigua Corona de Aragón. Estos soldados solían gritar «¡Desperta Ferro!» antes de entrar en combate. Dicho en latín venía a significar «Despierta hierro» mientras golpeaban sus espadas contra las piedras para que saltaran chispas. Durante la Edad Media también se empleó el grito de «Santiago» en honor al apóstol Santiago. En el contexto de las Cruzadas era común escuchar el «¡Deus Vult!» (Dios lo quiere) de los cruzados.

Para concluir, seguramente fuera la Segunda Guerra Mundial el conflicto en el que se escucharon los últimos gritos de esta clase. Los soldados del Ejército Rojo de la URSS solían utilizar uno que llevaban repitiendo durante siglos que era gritar un «¡Hurraaa!» que usaban antes de lanzarse al asalto. Las tropas japonesas usaban algo parecido con un «¡Banzai!».

Los gritos de guerra han acabado perdiéndose por la mejora de la tecnología. Al estar los soldados ya metidos en vehículos blindados o lejos dirigiendo drones los hace prescindibles e imposibles de realizar. Solo en los desfiles conmemorativos como el que se realiza en Rusia todos los años en mayo son el lugar propicio para ello.

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