Un estudio publicado en Arxiv y comentado en Nature confronta a un LLM generador de ideas mediante inteligencia artificial con un grupo de cincuenta investigadores en un área concreta, y se encuentra con que esas ideas, sometidas a la verificación ciega de revisores humanos independientes, ofrecen un resultado muy significativo: las creadas por la inteligencia artificial son evaluadas como más novedosas que las ideas de expertos humanos, aunque que se juzgan ligeramente más débiles en lo concerniente a su viabilidad.
Parece claro que la inteligencia artificial puede mostrar múltiples formas de creatividad, aunque se establezca y defina de maneras diferentes a las de la creatividad humana. Los sistemas de inteligencia artificial son capaces de generar obras de arte originales, de componer música, de escribir historias, de diseñar nuevos productos e incluso, como prueba el estudio, de proponer hipótesis científicas.
Esa creatividad surge de procesos básicos como el análisis y reconocimiento de patrones, de modelos generativos capaces de ofrecer resultados que recuerdan pero no replican exactamente los datos de su entrenamiento, de procesos de variación y mutación algorítmica y de procesos de transferencia de estilos que imitan, mezclan y combinan elementos para dar como resultado algo original.
Obviamente, la creatividad de la inteligencia artificial tiene ciertas limitaciones, debido a que carece de una verdadera intencionalidad, de emoción o de experiencia personal, que son aspectos clave de la creatividad humana. Las creaciones de la inteligencia artificial son generadas únicamente a partir de datos y de reglas de entrenamiento, no de percepciones personales o expresión emocional, por lo que están limitadas por la calidad, diversidad y amplitud de los datos utilizados en su entrenamiento: si un modelo de inteligencia artificial carece de exposición a determinadas ideas o estilos, no es susceptible de inventarlos por sí solo. Además, carece de sentido de originalidad como tal en el sentido que le damos los humanos: no se esfuerza por tratar de «ser diferente», de «romper el molde» o de «pensar fuera de la caja». Las creaciones de la inteligencia artificial son novedosas en la medida en que puedan ser nuevas combinaciones de datos aprendidos, pero no suponen actos intencionales de superación de límites.
Bien utilizadas, estas herramientas pueden llegar a suponer una significativa aceleración de la creatividad humana, tanto por su capacidad para recombinar ideas sin ningún tipo de limitación como por sus posibilidades de llevar a cabo análisis que, por su dimensión, serían imposibles de abarcar para un cerebro humano.
¿Qué implica esto? De manera muy evidente, que resulta cada vez más importante empezar a abandonar mentalidades que desdeñan el empleo de modelos de inteligencia artificial en las obras humanas de cualquier tipo. Identificar el uso de inteligencia artificial con un «copia y pega» de ideas puede ser algo profundamente limitado, sobre todo si ese uso responde a procedimientos de enriquecimiento de ideas y de argumentos adecuadamente planificados. Considerar una obra humana de alguna manera como algo «inferior» por haber hecho uso de un algoritmo va a ser, cada día más, algo anacrónico, del mismo modo que lo sería considerar que los trabajos de Deep Mind sobre la estructura de las proteínas lo son.
La inteligencia artificial, simplemente, permite proyectar ideas humanas sobre escenarios de datos infinitamente más ricos y complejos, y por tanto, enriquecerlas de manera intencional sin que ello deba suponer una ofensa a algún tipo de dios de la creatividad humana puesto en un altar. Como herramienta, la inteligencia artificial puede ser enormemente potente, y pronto supondrá un factor diferencial sobre todos aquellos que trabajen de una forma u otra con la creatividad.
Y no, eso no quiere decir que esté escribiendo mis artículos mediante una inteligencia artificial: si a mí lo que me gusta es escribir, ¿por qué diablos iba a pedir a algo o a alguien que lo haga por mí? Pero en cualquier caso, cuanto antes nos vayamos quitando los complejos, mejor.
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