La Alemania Nazi intentó ganar la Segunda Guerra Mundial con «armas milagrosas». Una de ellas fue este moderno avión de combate que marcó una época

En Urban Tecno la Segunda Guerra Mundial ha aparecido más de una vez, y no es para menos, al fin y al cabo ha sido el mayor conflicto de la historia de la humanidad hasta ahora. En ella, tanto los países que formaban los Aliado y el Eje, entre ellos la Alemania Nazi, utilizaron todo tipo de tecnología militar. En estas páginas hemos hablado de los carros de combate más icónicos y también de las máquinas de cifrado como Enigma, pero también hubo aviones que marcaron el modo de hacer la guerra.

Hoy los ojos puestos en los vehículos aéreos se centran ante todo en los drones pilotados de forma remota, pero todavía existen cazas y bombarderos a la antigua usanza; eso sí, desarrollados con tecnología de última generación. Ahí tenemos al polémico F-35 de las fuerzas aéreas estadounidenses, al igual que el bombardero con capacidad nuclear B-21. No obstante, en la Segunda Guerra Mundial todo era más analógico, aunque para los contemporáneos era lo máximo en tecnología.

Este avión era mucho más rápido que cualquiera que tuviera el enemigo

Si nos pusiéramos hablar de aviones de combate de este periodo la lista se haría casi infinita, cada país participante puso en servicio modelos de toda clase y tamaño. En Reino Unido uno de los más famosos fue el caza Spitfire. En Estados Unidos el P-51 Mustang, en la URSS la serie Mig o Yak. Ahora bien, Alemania diseñó algunos de los más fiables y potentes, entre ellos se encontraba el Messerschmitt Me 262, introducido en la Lutfwaffe entre julio y agosto de 1944. Este aparato fue toda una revolución, puesto que fue el primer avión de combate a reacción del mundo. Tal y como cuenta el joven historiador Sergio Martínez Soriano en su libro ‘Las últimas ofensivas de la Wehrmacht‘ (Ediciones Salamina, 2024).

Hasta la aparición del Messerschmitt Me 262 en la citada fecha, los aviones de combates estaban movidos por hélices de distintos tipos. La mejora en esta tecnología había hecho que los aparatos volaran a altas velocidades, pero está claro que durante la Segunda Guerra Mundial llegaron al techo de sus posibilidades. Es decir, el sistema por hélice no daba más de sí.

Conociendo esta limitación, los ingenieros alemanes empezaron a diseñar motores a reacción, llamados en España de forma popular como «motores de propulsión a chorro». Esta tecnología logró dar una vuelta de hoja a la forma de entender la guerra aérea, ya que los motores con este sistema permitían mayor velocidad de vuelo así como una distinta configuración de armas. Ahora el espacio del morro reservado para el motor podía ser usado para instalar armas, ya fueran ametralladoras o cañones automáticos, pues los motores a reacción se montaban bajo las alas.

Pese a su moderna tecnología, llegó demasiado tarde

Hasta que acabó la guerra se fabricaron 1.400 aviones de este tipo, aunque se valora que nada más 300 llegaron a entrar en combate. Esto se debió principalmente a lo constreñido que estaba la economía alemana para finales de 1944 debido a los incesantes bombardeos aliados. A eso, y como nos cuenta Sergio, se unieron otra clase de problemas:

A pesar de su velocidad, los cazas Me 262 solo podían atacar brevemente a los bombarderos enemigos debido a la gran diferencia de velocidad. Además, la escasez de combustible y la producción limitada del Me 262, no pudieron competir con la abrumadora superioridad numérica de los cazas aliados.

Entre otras cosas, también se encontraba el factor humano, ya que los pilotos que había en esta época eran bastante bisoños y el nuevo avión requería de experiencia para sacarle el máximo partido a sus cualidades. Por otro lado, y unido a la mecánica, los motores tenían una vida útil muy corta al estar fabricados con materiales cada vez peores debido a la falta de recursos en el interior del Tercer Reich. En resumen, dice el historiador, «el Me 262 llegó demasiado tarde y con demasiadas limitaciones».

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De todas formas el Me 262 entró dentro de una categoría de armas que en algunas fuentes se mencionan como «milagrosas». Aquí también podríamos añadir los super carros de combate o en otro orden, los misiles balísticos V2 que los alemanes disparaban desde las costas europeas contra Londres, al otro lado del Canal de la Mancha.

Karl Koller, jefe de Estado Mayor de la Luftwaffe, afirmó a sus captores estadounidenses que de haber tenido 500 o 600 de estos aviones operativos en otoño de 1944, los bombarderos aliados hubieran sido imposible. Por supuesto era la opinión de este oficial de la Luftwaffe, y aunque sea un comentario muy entusiasta evidencia la confianza que tenían los militares germanos en este aparato moderno.

Replica/late production Me 262 A-1c (single-seat) variant (Werknummer 501244) was completed in August 2005. pic.twitter.com/SR83cihURO

— Ron Eisele (@ron_eisele) October 15, 2024

La historia del Me 262 no terminó con la Segunda Guerra Mundial. Este avión continuó usándose en Checoslovaquia hasta casi la década de 1960. Así mismo, su tecnología fue copiada por los antiguos enemigos y aplicada a otros modelos que darían lugar a los modernos cazas a reacción que se ven hoy en los conflictos. No nos confundíamos cuando hemos dicho que el Me 262 marcó una época.

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