La mentira siempre ha formado parte de nuestra vida; los políticos y los grupos de interés te la intentaban colar y el periodista la detectaba y la denunciaba. Las reglas del engaño estaban claras. Mientras hacíamos esto y mientras no se daba importancia al bulo, la desinformación ha ido conquistando espacios y cambiando las reglas de juego. Ahora estamos acorralados y perdiendo la batalla.
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