“Estamos bajo un ataque global. Esto se sale de los patrones. Siento ser catastrofista, pero creo que es así. No es casualidad”. Es la explicación que encuentra Rafael López, de la empresa de ciberseguridad israelí Perception Point, a la sucesión de ciberataques de los últimos 15 días. Cada segundo, billones de datos y miles de sistemas informáticos caen en manos de mafias organizadas para robar cuentas y exigir dinero a cambio de devolver el control sobre las identidades de los clientes y la infraestructura que sostiene la actividad de una entidad. El cibercrimen ha alcanzado su máximo histórico por la mayor disponibilidad de armas tecnológicas, por el amplio campo de batalla generado por la digitalización y, sobre todo, porque es un gran negocio. Sumada toda su actividad, equivale a la tercera economía del mundo,
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