Un equipo de investigadores del departamento de Paleobiología del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid han analizado a conciencia una caja torácica de un neandertal hallado en una cueva de Irán, muy distinta a las cajas torácicas de otros homínidos, incluidas las nuestras. Para su sorpresa, su forma especial confería a esta especie cierta ventaja de adaptación al medioambiente y les permitía diferir con sus parientes lejanos.
Una caja torácica que ayudó a los neandertales a adaptarse
Un reciente artículo publicado en la revista científica Journal of Human Evolution nos pone sobre la pista de Shanidar 3, el neandertal descubierto en la cueva iraní, y su especial configuración torácica. Quédate, de momento, con la forma de campana que esta tenía.
La forma del torso de los homínidos puede decir mucho acerca de su físico y de sus características morfológicas. Los paleoantropólogos afirma que las cajas torácicas de los neandertales eran más grandes y sus sistemas respiratorios de mayor tamaño, lo que les permitía llevar una dieta mucho más rica en proteínas o tener una mejor adaptación del cuerpo a las variaciones de temperatura en el exterior.
La cueva Shanidar, a la que debe el nombre el homínido descubierto en su interior, nos ha permitido toparnos con un extraño ejemplar de fósil neandertal, que ha conservado intactas partes importantes de su organismo para que los humanos modernos podamos estudiarlas. Se cree que Shanidar 3 fue enterrado de manera intencional, debido a algunos hallazgos en sus restos.
Anteriores investigaciones afirmaban que Shanidar 3 había sido herido en una costilla, mediante lo que parecía ser una herida realizada por un instrumento afilado. Dado que el hueso fue afectado y que la herida no parecía haber sanado, los investigadores afirmaron que este fue el incidente que provocó su muerte, ya fuese debido a un ataque intencionado o a un accidente de caza.
El neandertal fue enterrado y pasaron entre 45.000 y 60.000 años hasta que fue descubierto en la mencionada cueva del norte de Irán. Ahora, los investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid han conseguido reconstruir el aspecto de la caja torácica de Shanidar 3 y lo han hecho a través de tomografías computarizadas, demostrando su forma de campana y unas costillas más grandes que las nuestras y más orientadas horizontalmente.
Además, los cientificos compararon el torso de Shanidar 3 con el de Kebara 2, un neandertal cuyos restos fueron hallados en una cueva de Israel. Los resultados demuestran que ambos torsos difieren de los que tenemos los humanos modernos, tal y como puedes ver en la imagen que te dejamos sobre el anterior párrafo, pero que sí lucen similares a los de los individuos de nuestra era, que viven en entornos fríos.
Sin embargo, dado que ambos neandertales fueron hallados en la región de Oriente Próximo, podemos afirmar que su morfología no era únicamente debida a su entorno. Es por ello que la investigación ha podido determinar que existen evidencias de una constitución física de los neandertales para afrontar cualquier tipo de clima.
Es verdad que existen evidencias de neandertales viviendo en climas tradicionalmente fríos, pero no existe evidencia de su preferencia por este ambiente. De hecho, muchos de los territorios que habitaron fueron ocupados, sobre todo, en épocas más calurosas. Ahora, cabe preguntarse el motivo por el que los torsos de los neandertales y los humanos que habitan en localizaciones más al norte son tan similares. ¿Es una adaptación al frío o es un rasgo que adoptamos de nuestros antepasados homínidos?
El artículo Los neandertales no estaban preparados solo para aguantar el frío. Un nuevo estudio dicen que eran todoterrenos genéticos en cualquier clima fue publicado originalmente en Urban Tecno.
Dejar una contestacion