Hemos hablado con monos mediante señas, pero ¿por qué jamás nos preguntaron nada?

Resulta muy sorprendente observar a los simios y no plantearnos cómo de cerca están de ser como nosotros. Sabemos que compartimos un importante porcentaje de nuestro ADN con ellos y podemos encontrarlos entre los animales más raros del mundo y entre aquellas especies que han viajado al espacio. Sin embargo, existe una duda que aún no ha sido resuelta. Esperamos arrojar un poco de luz en este asunto.

Las preguntas nunca realizadas por los simios

Sabemos que podemos comunicarnos con ciertas especies de simios, tal y como se explica en el artículo de la Koko Gorilla Foundation. Koko fue una gorila que sirvió para estudiar la manera de entendernos entre especies y ha demostrado aprender a un ritmo similar a los humanos.

Durante toda su vida, Koko fue capaz de aprender más de 1.000 palabras en el lenguaje de signos estadounidense, lo que permitió a sus cuidadores e investigadores poder establecer una comunicación fluida con la gorila. Sin embargo, muchos científicos se han preguntado, a lo largo de los años, cómo es posible que los simios nunca hagan preguntas.

Para intentar resolver este enigma, David Premack y Ann James Premack crearon el estudio publicado en la revista de divulgación científica Scientific American al que denominaron ‘Enseñando lenguaje a un simio’. Ellos aseguraban que:

Es probable que se puedan inducir preguntas eliminando a propósito elementos clave de un situación familiar. Imagina que un chimpancé recibe su ración diaria de comida a una hora y lugar específicos y un día la comida no está ahí. Un chimpancé entrenado en la interrogación podría preguntar ‘¿Dónde está la comida?’.

Imagen de archivo de Sarah, la chimpancé que trabajó con David y Ann James Premark

Durante la investigación, la sujeto de estudio, Sarah, nunca realizó ninguna pregunta. Los autores teorizan que, quizás, Sarah entendía las preguntas que se le realizaban, pero le resultaba más sencillo responderlas que hacerlas. Años después, en 1983, los mismos autores publicaron el libro ‘ La mente del simio’, donde continuaron hablando acerca de la experiencia con Sarah.

Saben a ciencia cierta que entendía las preguntas que se le formulaban, pero no acabó nunca de interpelar a sus cuidadores. Los investigadores afirman que ‘Sarah nunca retrasó la salida de su entrenador después de las lecciones preguntando a dónde iba, cuando iba a regresar o nada similar’. Puede ser posible que los simios sean capaces de hacernos preguntas, pero, de momento, eso es terreno de la ciencia ficción y de sagas como ‘El planeta de los simios’, que nos muestra un mundo dominado por los primates.

El artículo Hemos hablado con monos mediante señas, pero ¿por qué jamás nos preguntaron nada? fue publicado originalmente en Urban Tecno.

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