Hoy en día, cada vez somos menos supersticiosos, en parte gracias al avance de las ciencias, que nos impulsan a conocer todo lo que sucede a nuestro alrededor y no confiar en estériles creencias, sino en las leyes que imperan en el universo. Sin embargo, hace miles de años, casi cualquier fenómeno natural de gran impacto era tomado como una señal de los dioses y se buscaban remedios para intentar devolver la paz a un entorno devastado. Esta es la historia de unos artefactos creados para calmar la furia del clima en tiempos remotos.
Piedras solares para combatir el enfado de la naturaleza en el Neolítico
El yacimiento de Vasagård ha desvelado la existencia de más de 600 piedras, y fragmentos, talladas y pertenecientes al tercer milenio a.C. El hallazgo, que se ha desvelado en la isla de Bornholm, ha sido calificado por los investigadores como «un descubrimiento único en el arte de las miniaturas del Neolítico» en el artículo publicado en la revista científica Antiquity.
Expertos de la Universidad de Copenhagen, el Museo Nacional de Dinamarca y el Museo de Bornholm han denominado a estos artefactos como piedras solares. Rune Iversen, uno de los autores de la investigación, ha asegurado en el repositorio EurekAlert que:
Sabemos desde hace tiempo que el Sol era el punto focal para las culturas agrícolas primitivas que conocemos en el norte de Europa. Cultivaban las tierras y dependían del Sol para llevar a casa la cosecha. Si el Sol casi desaparecía, debido a la niebla en la estratosfera durante largos períodos de tiempo, habría sido aterrador para ellos.
Los investigadores parecen tener clara la relación entre las piedras solares y los episodios de erupciones alrededor del año 2900 a.C. Los volcanes activaron un cambio climático en aquella época, que pudo tener relación con la presencia de artefactos de índole ritual. Las piedras, con grabados relacionados con el Sol, simbolizaban la fertilidad y pretendían servir para devolver el Sol al cielo.
Los investigadores aseguran que «es razonable creer que la gente del Neolítico de Bornholm querían protegerse de un clima cada vez más deteriorado al sacrificar piedras solares o, quizás, querían mostrar su gratitud debido a que el Sol había regresado de nuevo». Por si la ausencia del Sol no hubiese sido suficiente, parece que los pobladores de esta isla tuvieron que enfrentarse a otro desastre.
Gracias al análisis del ADN de huesos humanos, se pudo comprobar que una plaga había afectado a este pueblo, incluso modificando sus propias tradiciones. La cultura de los vasos de embudo, que se extendió por el norte de Europa entre los años 4200 al 2800 a.C., comenzó su decadencia a partir de aquellos acontecimientos.
De hecho, parece que el cambio climático al que se había visto expuestos, pudo ser una de las razones más poderosas por las que su sociedad mutase. Cuatro de las piedras recuperadas del yacimiento Vasagård se exhiben hasta el próximo 28 de enero en el Museo Nacional de Dinamarca en su capital. Lasse Vilien Sørensen, coautor del estudio, afirma:
Con las piedras solares no hay duda. Es simplemente un increíble descubrimiento, que demuestra que las deposiciones que honran al Sol son un fenómeno antiguo, con el que nos hemos topado de nuevo en el sur de Escandinavia durante el desastre climático causado por una erupción volcánica en el año 536 a.C., donde grandes acumulaciones doradas fueron depositadas como sacrificios.
El artículo Hallazgo arqueológico sin precedentes: se descubren cientos de artefactos creados por un pueblo neolítico para calmar a las fuerzas de la naturaleza fue publicado originalmente en Urban Tecno.
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