Con Deepseek, como con cada nuevo desarrollo que aparece, tenemos ya todo tipo de reacciones, desde los que se lo han descargado y lo usan ya para todo, hasta los que lo usaron solo para hacer preguntas absurdas sobre China y sus temas tabú, pasando por compañías que se plantean su uso para rebajar sus costes.
Una de las cuestiones fundamentales y decididamente importantes es la privacidad. Italia acaba de bloquear la app de Deepseek en las tiendas de aplicaciones debido a la gestión que llevan a cabo de los datos personales de sus usuarios, que según los propios términos de servicio de la aplicación son procesados en servidores ubicados en China, Irlanda acaba de pedir información a la compañía para tomar seguramente la misma decisión, Australia reclama precaución a sus usuarios, y Taiwan pide directamente a sus funcionarios gubernamentales que no la utilicen por cuestiones relacionadas con la seguridad.
¿Está Xi Jinping metido en una habitación oscura espiando sigilosamente todo lo que le preguntamos a Deepseek? No, pero si es verdad que cualquier provisión de privacidad emitida por una compañía china resulta completamente inaceptable en un país en el que el gobierno se reserva en todo momento la posibilidad de solicitar cualquier información. ¿Qué puede hacer una compañía china con la información generada por una app como Deepseek? Pues lógicamente, dependerá de quién seamos y para qué la utilicemos, pero es algo sin duda a tener en consideración, aunque sea para un uso puramente personal. Aplicaciones como TikTok, por ejemplo, se han dedicado sistemáticamente a compilar listas de periodistas e influencers occidentales y a monitorizar su actividad, algo que sin ningún género de duda también ha hecho de manera regular el gobierno norteamericano a través de las redes sociales de sus país (y «no pasa nada» porque son nuestros aliados… yeah, right!).
En caso de plantearnos un uso corporativo, a los peligros de una posible monitorización se unen los relacionados con la posible ilegalidad si alimentamos el modelo con datos de nuestra actividad o de nuestros clientes, porque legalmente, esos datos deben procesarse en suelo europeo. Esto hace que la opción razonable, por tanto, sea llevar a cabo una instalación de Deepseek en local, algo razonablemente sencillo y para lo que hay ya cientos de tutoriales en la red. A partir de ahí, y en función de la versión que hayamos decidido instalar, contaremos con garantías de privacidad mayores que las que puede ofrecernos ChatGPT, y tendremos un modelo potente al que podremos preguntar tranquilamente lo que queramos.
La privacidad no es ni para minusvalorarla, ni para pensar eso de «total, a quién le importa lo que yo pregunte o deje de preguntar», ni mucho menos para arriesgarnos a una multa. No, Deepseek no tiene un montón de empleados contratados para saber qué diablos pregunta cada usuario y cada empresa occidental. Pero más allá de la diplomacia internacional y de las razones que algunos países tengan para admitir en sus tiendas de aplicaciones a ChatGPT y no a Deepseek, hay que plantearse, como mínimo, mantener con Deepseek precauciones similares a las que tenemos – o mejor dicho, que deberíamos tener pero generalmente no tenemos – con muchas otras apps, y valorar este tipo de cuestiones con el adecuado pragmatismo y las consideraciones propias de una cuestión potencialmente muy relevante.
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