Cómo saber si las pastillas de freno del coche están gastadas

Hay una sensación que no quieres experimentar jamás. Y no, no es la de echarte las manos al vaquero y no notar tu teléfono móvil. Es la de pisar el pedal del freno mientras vas al volante y que el automóvil no desacelere como es debido. En la mayoría de las ocasiones, esto pasa porque el fluido de frenos no está en condiciones para circular. Pero en otros, puede ser que las pastillas de freno se hayan agotado por completo.

El mantenimiento de los frenos es básico en cualquier vehículo. Y es que, circular con un coche que tiene las pastillas gastadas puede convertirse en una tragedia. En estas líneas vamos a explicarte cómo puedes comprobar por tu propia cuenta si tienes o no las pastillas gastadas y qué síntomas suelen aparecer cuando toca ya pasarse por el taller.

¿Qué son las pastillas de freno? ¿Por qué se desgastan?

pastillas nuevas vs gastadas

El uso del freno implica que el material de las pastillas se gaste

Llamamos “pastillas de freno” al material que se encuentra en la pinza de freno y que actúa de material de fricción cuando queremos detener el vehículo.

Las pastillas están compuestas de un material que se conoce como ferodo. Cuando pisamos el pedal del freno, apretamos la pinza, que hace que este elemento friccione con el disco de freno. La energía cinética del movimiento se convertirá en calor, y la fuerza generada del roce permitirá frenar el vehículo.

Pero claro, la duración del material no es infinita. Con el uso, las pastillas se van consumiendo progresivamente, lo que hace que la eficacia del frenado se vaya reduciendo. Cuando el material tiene ya un grosor muy fino, corremos el riesgo de que nuestro vehículo no llegue a frenar de forma correcta en un momento de emergencia. De ahí que sea tan importante hacer el mantenimiento de los frenos antes de que las pastillas se consuman por completo.

Cómo saber si las pastillas de freno están gastadas

Es muy importante ser muy minucioso con el mantenimiento del sistema de frenado de cualquier vehículo

Si tu vehículo lleva llantas, la inspección te llevará un minuto

Es conveniente que apuntes en una libreta o en un archivo de Excel los intervalos de mantenimiento de tu vehículo, las fechas de las últimas revisiones y el kilometraje que tenía el coche en cada paso por el taller. Así, te puedes hacer una idea del estado en el que tienes elementos críticos para la conducción, como lo son las pastillas de freno.

Las pastillas se consumen con el uso. Y, de hecho, un mal uso del pedal de freno va a causar mucho más desgaste. Si quieres comprobar por tus propios medios la vida que les queda a tus pastillas, en los siguientes puntos vamos a explicarte cómo puedes hacerlo con distintos métodos.

Inspección visual

Son varios los sentidos que podemos utilizar para saber si tenemos las pastillas en condiciones. Pero, de todos ellos, la vista va a ser la más sencilla, siempre y cuando nuestro coche nos lo ponga fácil.

Si tu coche tiene llantas y los radios dejan ver el sistema de frenos a través de ellos, con una simple comprobación visual va a ser más que suficiente:

  1. Aparcamos el coche en una superficie llana. Si vamos a comprobar las pastillas delanteras, podemos orientar un poco las ruedas con el volante para poder ver mejor la pinza de freno.
  2. Con una linterna, apuntamos a la pinza.
  3. Ahora, miraremos el grosor del ferodo. Si ves que su grosor es de menos de 4 milímetros, toca cambiar las pastillas por unas nuevas.

Si no es posible ver la pastilla porque tu coche tiene la típica llanta de hierro, o unas llantas que no dejan ver a través de ella, también puedes desmontar la rueda. Se hace de la siguiente forma:

  1. Aparca el coche en un sitio llano y echa el freno de mano. A ser posible, usa cuñas en las ruedas traseras para evitar que se deslice el coche mientras haces la operación.
  2. Usando la llave correspondiente, afloja los tornillos de la rueda cuando todavía esté el coche en el suelo.
  3. Eleva el vehículo usando un gato y termina de quitar las tuercas.
  4. Retira el neumático y comprueba las pastillas.

Con este método, vas a poder ver perfectamente tanto la pastilla interior como la exterior. Como en el caso anterior, si el grosor está por debajo de los 4 milímetros, conviene cambiarlas de inmediato para no asumir riesgos.

En este segundo caso, conviene también echar un ojo al estado del disco y de la pinza. Si el disco tiene rayaduras profundas, fisuras o un desgaste irregular, es posible que te interese también hacer el mantenimiento de este elemento, pues es igual de importante que las pastillas.

Sonido al frenar

Seguro que alguna vez has ido por la calle y has escuchado un chirrido infernal que salía de un coche que estaba deteniéndose. Pues bien, ese es el idioma que tienen los frenos para decirnos que están en las últimas.

Casi todos los frenos tienen su avisador sonoro, que no deja de ser una lámina metálica que produce ese horrible sonido agudo al rozar con el disco.

Ojo con dejarlo pasar, porque la cosa se puede complicar de forma innecesaria. Si seguimos utilizando el coche, el ferodo se puede agotar por completo y el metal de la pinza puede llegar a rozar directamente con el disco. Traducido al español, esto significa que, además de tener que cambiar pastillas, es posible que el mantenimiento acabe extendiéndose también a pinzas y hasta los discos si acaban dañándose.

Aumento de la distancia de frenado

Esto solo lo vas a notar si estás conduciendo un coche al que le has hecho ya una buena cantidad de kilómetros. ¿Notas que el vehículo ya no se detiene como antes? ¿Hace más metros de la cuenta? Evidentemente, esto tiene que ver con el freno.

Pero ojo, las pastillas no son el único problema que puede causar este problema. Si bien es uno de ellos, también puede darse esta situación si el líquido de frenos está en mal estado, si hay fugas en el circuito o incluso si llega a entrar aire al sistema.

Tacto del pedal (y cambio de nivel del líquido)

Un tanto de lo mismo pasa con el pedal del freno. Si su tacto cambia con el tiempo, lo más normal es que se deba a que el fluido esté lleno de humedad y haya que cambiarlo. Y, si pisamos y se hunde, casi con total seguridad, hay aire en el sistema. Puede haber entrado porque la bomba se ha roto, o por alguna junta.

Sin embargo, también puede cambiar el tacto del pedal por el desgaste de la pastilla. Al bajar el grosor, fruto de la fricción, el líquido también va a bajar de nivel, cambiando el comportamiento en la pedalera.

¿Rellenamos entonces de líquido nuevo? Depende de lo que estés pensando. Rellenar con líquido de freno nuevo no va a hacer que tus pastillas se regeneren por arte de magia. Primero, tienes que cambiar las pastillas. Si, tras el proceso, el nivel sigue bajo, entonces hay que rellenar con líquido. Aunque también conviene comprobar que el fluido esté en buen estado. Si no lo está, es mejor vaciar el circuito y rellenar con líquido nuevo.

No obstante, si el nivel está muy bajo, es conveniente que rellenes con líquido incluso antes de cambiar las pastillas. Tanto para recuperar un poco la fuerza del pedal, como para no perder fuerza en el pedal del embrague. Y es que, la mayoría de los coches con caja manual, el circuito del freno y del embrague se rellena a través del mismo depósito, compartiendo el mismo vaso.

Factores que provocan que las pastillas de freno se desgasten pronto

vista disco freno

Recuerda que hay dos pastillas por disco

Las pastillas de freno y los neumáticos tienen una cosa en común. Se diseñan para que podamos hacer con cada juego una serie de kilómetros. Sin embargo, en función del tipo de conducción que hagamos, pueden durar menos de la mitad del kilometraje estipulado. Todo va a depender del ambiente en el que movamos el vehículo, el tipo de conductor y la calidad de los repuestos que elijamos.

Conducción deportiva o agresiva

Mismo coche. Mismas pinzas, mismos discos y mismas pastillas. Nuestro conductor ‘A’ sale de los semáforos como si fuera un extra de Fast & Furious. Y, al llegar al siguiente que se le pone en ámbar, pisa el freno como si hubiera llegado a la primera variante de Monza.

Por otro lado, tenemos al conductor ‘B’. Lleva su coche con suavidad, se anticipa a las frenadas de forma progresiva y hasta hace uso del freno motor para no castigar en exceso las pastillas innecesariamente.

En esta comparación, es obvio que las pastillas le van a durar más al segundo conductor. Al fin y al cabo, no van a sufrir tanto recalentamiento ni van a recibir tantos golpes bruscos.

Recorridos por ciudad

Moverse principalmente por ciudad implica frenar con frecuencia debido a semáforos, pasos de cebra, atascos y peatones que cruzan por donde no les toca.

Al tener que echar más veces el pie al pedal del freno, vamos a provocarles también un mayor desgaste, fruto del calor generado por la propia fricción del contacto. Si circulamos casi siempre por ciudad, no vamos a poder hacer tantos kilómetros con un juego de pastillas como los que haríamos en recorridos más largos.

Sobrecarga del vehículo

No es lo mismo viajar solo, que moverse constantemente con un coche hasta arriba de pasajeros y con el maletero lleno. Cuanto más pese nuestro coche, más trabajo le va a costar a los frenos detener el vehículo. Y, como es obvio, más rápidamente nos fundiremos las pastillas.

Recorridos en pendientes

Hemos empezado el artículo describiendo una situación que puede ser la pesadilla de cualquier conductor. Es decir, pisar el freno y que el coche no responda. Si tenemos los frenos bien mantenidos, lo normal es que esto no nos llegue a ocurrir jamás. Sin embargo, hay que cuidar bien de los frenos si solemos movernos por zonas montañosas, especialmente en los trayectos descendentes.

Cualquier coche moderno suele embalarse cuesta abajo en carretera. La gran mayoría de los conductores responden con lo que parece obvio, que es pisar el freno. El problema es que hacer esto castiga muchísimo los frenos. Hacerlo muy a menudo y en condiciones de altas temperaturas puede ser la receta para quedarse sin frenos.

Para evitar un desgaste excesivo de los frenos en pendientes descendentes, lo ideal es usar el freno motor:

  • Si tu coche es de cambio manual, baja una o dos marchas para que la transmisión mantenga “agarrado” el coche, impidiéndonos pasar por encima del límite de velocidad. Las revoluciones subirán, pero no debe darte miedo. Mientras la aguja del tacómetro no llegue a la zona roja, no hay problema.
  • En el caso de los coches automáticos, debes saber que en muchos de ellos, también se puede aprovechar el freno motor si es que cuentan con algún tipo de control manual. Si existen las marchas como tal (como en una caja de convertidor de par u otra de doble embrague), vamos a poder frenar el vehículo con la transmisión, reduciendo el uso del freno. Donde no vamos a tener esta opción es en los automóviles con cambios tipo CVT, en cuyo caso puedes usar el limitador de velocidad.

Por cierto, hay gente que piensa que es más efectivo poner el coche en punto muerto y pisar el freno o incluso tirar de freno de mano. Pero no, eso es un error bastante grave. El freno motor funciona porque al tratar de bajar una pendiente con una marcha corta, la energía cinética de las ruedas va a generar una fuerza de compresión dentro de los cilindros del motor. Y esa fuerza va a mantener a raya la velocidad del coche, sin necesidad de que echemos el pie al pedal del freno.

Calidad de los repuestos

Hay productos en los que no deberías racanear bajo ningún concepto. Solemos decir esta frase cuando hablamos de neumáticos. Pero todavía suena más obvio cuando hablamos de pastillas de freno.

Las pastillas, por norma general, son bastante asequibles. Junto al aceite, es uno de los mantenimientos más económicos. Por eso, ir a por productos de gamas más bajas, o con muy baja reputación, no merece la pena cuando hablamos de un sistema que es pura seguridad activa.

Por tanto, si te dan varios precios en tu taller, pregunta las diferencias de cada repuesto. Si tu mecánico de confianza te dice que mejor inviertas más en las caras, hazle caso. Que tu coche frene un metro después o un metro antes puede ser la diferencia entre un susto y un accidente. Tenlo en cuenta.

Nos despedimos, pero no sin antes recomendarte un par de entradas más sobre este tema. En el primer enlace, te explicamos paso por paso cómo realizar una frenada de emergencia con seguridad. Y, en la segunda, cómo las pinzas de freno pueden cambiar en el futuro en el coche eléctrico, un tema bastante curioso si te gusta estar al día de las innovaciones en el mundillo del motor.

El artículo Cómo saber si las pastillas de freno del coche están gastadas fue publicado originalmente en Urban Tecno.

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