
Aún no tenemos constancia de la existencia de vida más allá de la Tierra. Intentamos cotillear en lejanos exoplanetas, buscamos en meteoritos o investigamos objetos cercanos en el sistema solar, pero sin mucho éxito. Existen muchos candidatos cerca de la Tierra para albergar vida, aunque es posible, tal y como descubrirás a continuación, que no podamos encontrar evidencias debido a las características de esos mundos.
El complicado estudio de Encelado
Algunas lunas de planetas del sistema solar son ideales para enviar misiones espaciales que intenten encontrar rastros de la presencia de vida. Pongamos como ejemplo a Encelado, una de las lunas de Júpiter, que siempre ha sido uno de los principales candidatos para poder hallar evidencias que quedarían marcadas en los libros de historia. Sin embargo, parece que un proceso que tiene lugar en sus océanos podían prevenir que desde el espacio podamos atisbar la presencia de vida.
Esto lo sabemos gracias a una investigación publicada en la revista científica Communications Earth and Environment, donde se describen las capas que conforman el océano de Encelado, que ralentizan el movimiento de material desde el fondo marino hasta su superficie. Esto, traducido a lenguaje más simple, significa que aunque exista vida en las profundidades de Encelado, puede ser que no seamos capaces de detectarla desde una sonda se aproxime a esta luna.
A menudo, los científicos involucrados en la búsqueda de vida más allá de la Tierra están pendientes de encontrar firmas biológicas que demuestren la presencia de organismos. En el caso del océano de Encelado, parece que cualquier tipo de material orgánico, si tiene que atravesar las mencionadas capas, acabaría por desintegrarse o por transformarse, con lo que podrían no ser reconocidas por nuestros instrumentos como las firmas que estamos buscando.
Un ejemplo de este problema es expuesto por Flynn Ames, autor principal del estudio de la Universidad de Reading, en el medio Phys.org. El joven científico aclara:
Imagina intentar detectar la vida en las profundidades de los océanos de la Tierra, simplemente obteniendo una muestra del agua de la superficie. Este es el reto que nos encontramos en Encelado, excepto que también estamos lidiando con un océano cuyas físicas no entendemos por completo. Hemos descubierto que el océano de Encelado debería comportarse como aceite y agua en una jarra, con capas que resisten la mezcla vertical. Estas barreras naturales podrían atrapar partículas y trazas químicas de vida en las profundidades durante cientos y cientos de miles de años.
El artículo Una luna de un conocido planeta de nuestro sistema solar podría albergar vida. El problema es que el hielo no nos deja comprobarlo fue publicado originalmente en Urban Tecno.
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