La historia del humilde clip incluye muchos detalles curiosos. Patentado por Samuel B. Fay en 1867 hay cientos de diseños y variantes, con la forma metálica básica convertida en curiosas curvas, que siempre hacen el trabajo de servir de pinza para papeles u otros documentos. Irónicamente, se usaba para unir ropa, aunque el papel se mencionaba en la patente, que es por donde ganó su popularidad.
En cuanto a por qué no se inventó antes un complemento tan necesario y popular la web del «museo del material de oficina» dice que los clips actuales están fabricados en acero, metal que no existía hasta hace relativamente poco. En otras palabras: era necesario que existiera tanto la materia prima como la maquinaria para doblarla y cortarla de forma industrial.
Entre los diversos factores para la existencia de tantos diseños se dice que es debido a algunos son más prácticos que otros porque son más o menos planos, se deforman más o menos, resultan más caros o baratos, son más o menos ligeros… Entre los diseños más populares están los que tienen recubrimiento plástico de colores, que resultan más llamativos y adecuados para clasificar algo por temas, y los completamente planos, porque apenas elevan los tacos de papel cuando se colocan apilados.
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