Qué tipos de motores diésel hay y cuál compensa elegir

Los motores diésel se hicieron un hueco en el corazón de nosotros, los europeos, hace algo más de un par de décadas. Estaremos de acuerdo todos en que suenan horribles y el humo que echan por el escape es uno de los olores más desagradables de este mundo. Pero gastan poco. Y, como bien sabemos todos, la pela es la pela.

A lo largo de los años, los propulsores diésel se han ido modernizando. Han ido ganando potencia, prestaciones y también ha variado su impacto ambiental. Los pocos coches diésel que se venden actualmente están repletos de complejos sistemas para tratar las emisiones, que es, con total seguridad, el punto más señalado de estos vehículos.

Pero, ¿qué tipos de motores hay? ¿Qué diferencias existen entre un motor diésel moderno y uno de los años 80? En este artículo vamos a hablar sobre los tipos de motores diésel que existen y qué características elegir en él. Vaya por delante que, por temas de regulaciones medioambientales, muchos de estos tipos de motores que vamos a mencionar solo están disponibles en el mercado de la segunda mano. Aclarado esto, empezamos.

Aplicación del motor

El diésel no solo alimenta vehículos

Los motores diésel tienen muchas aplicaciones. Lo habitual es que los usemos en vehículos, pero, por su diseño, son muy utilizados también en industrias, barcos y maquinaria agrícola.

Estos propulsores destacan principalmente por ofrecer un gran par motor a bajas revoluciones. Traducido al castellano, esto significa que alcanzan su punto de mayor eficiencia a regímenes de vueltas bastante bajos. Gracias a ello, consumen poco, pueden hacer trabajo pesado y tienen menor desgaste, fruto de la menor fricción.

Más allá de su uso en coches, camiones y autobuses, los motores diésel se usan también en la industria, especialmente como generadores eléctricos. Los grandes buques también usan monstruosos motores diésel para moverse, al igual que tractores y cosechadoras suelen utilizar propulsores con esta tecnología debido a que son duros y soportan condiciones bastante extremas.

Diseño

Dos bancadas de 3 cilindros dispuestos en ‘V’ hacen un V6

Tampoco existe una única forma de diseñar un motor diésel. La disposición de los cilindros es clave, pues permite, en el caso de los automóviles, optimizar el espacio en el vano motor, así como distribuir el peso.

Tiempos del motor

Sin detenernos mucho en este punto, hay dos formas de diseñar el motor diésel:

2 tiempos: completan el ciclo de combustión (admisión, compresión, explosión y escape) en dos movimientos del pistón. Son más simples, livianos y potentes para su tamaño, pero menos eficientes y más contaminantes. A día de hoy, solo se usan en maquinaria.
4 tiempos: realizan el ciclo en cuatro movimientos del pistón. Son más eficientes, duraderos y cumplen mejor con las normativas de emisiones. Dominan en automóviles, camiones y aplicaciones generales.

Disposición de los cilindros

Existen, en términos generales, tres configuraciones diferentes:

En línea

Los motores diésel en línea son los más habituales en la automoción. Tienen todos los cilindros alineados en un solo bloque. Los más comunes son de 3, 4, 5 o 6 cilindros.

Por ejemplo, el 1.4 TDI es un motor diésel de 3 cilindros en línea del Grupo Volkswagen. El 2.0 HDI es otro motor famoso de 4 cilindros en línea, producido por PSA. Y, en el terreno de los 6 cilindros en línea, BMW es especialista también cuando diseña motores diésel.

En V

Se usan dos bloques de cilindros que se orientan en forma de ‘V’. Este diseño se elige, principalmente, para ganar espacio. Generalmente, esta disposición suele tener 6 cilindros, aunque hay excepciones con más cilindros.

En el terreno de los motores diésel en V, el Grupo Volkswagen ha sido un experto. El 3.0 V6 TDI es un propulsor que lleva años entre nosotros y que sigue ofreciendo un rendimiento envidiable. Sin embargo, este mismo fabricante experimentó hace años con motores que iban mucho más allá, como el 5.0 V10 TDI del Volkswagen Touareg o incluso el 6.0 V12 TDI del Audi Q7.

En el terreno industrial, sí que podemos encontrar disposiciones de más cilindros, tanto en línea como en V. Sin embargo, la idea de este artículo es que nos centremos más en el terreno del automóvil.

Bóxer

Son los menos comunes, pero no dejan de ser interesantes. En estos, los motores se diseñan en plano y se ponen con los pistones enfrentados —de ahí que se llamen así, pues parece que están boxeando—.

Esta disposición es la firma de la casa Subaru, que se ha ganado, dicho sea de paso, el mérito de tener algunos de los mejores motores diésel de la historia.

Sistema de inyección

Los inyectores de los coches diésel son mucho más grandes que los que se usan para la gasolina, así como un pequeño talón de Aquiles en estos motores

Los vehículos diésel tienen la alimentación mediante inyección —te aclaramos esto un poco más en el FAQ que tienes justo al acabar este epígrafe—. Al hilo de esto, la inyección puede ser principalmente de dos tipos:

Inyección indirecta: el combustible se mezcla en una precámara antes de entrar a cada cilindro. El resultado es una combustión poco ruidosa, pero también menos eficiente. Se usaba en motores antiguos, aunque también se sigue usando en motores diésel económicos en países en vías de desarrollo y maquinaria.
Inyección directa: presente ya en todos los motores diésel modernos, el combustible se inyecta directamente en la cámara de combustión. Haciendo esto, se obtiene mayor potencia y también una mejor eficiencia térmica. Eso sí, este es el motivo por el que los motores diésel son tan escandalosos.

Sin embargo, la inyección tiene un poco más de complejidad:

Inyector-bomba: cada cilindro tiene integrado un inyector con una bomba integrada. El árbol de levas acciona la bomba y genera la presión directamente al inyector. Pueden ser más mecánicos o contar con sistemas electrónicos. Es un sistema compacto, pero más propenso a fallos y con costes elevados de reparación.
Common Rail: es el método de inyección que acabaron adoptando todos los fabricantes de motores diésel. Utiliza un conducto común, un raíl acumulador, que mantiene el combustible a una presión constante, siempre listo para ser inyectado. Usando un control electrónico, el sistema puede hacer incluso varias inyecciones por ciclo, minimizando emisiones y optimizando la quema de combustible. La presión a la que trabaja el Common Rail también es más alta y no tienen tanto mantenimiento.

¿Existen motores diésel con carburación?

No, no hay motores diésel con carburador. A diferencia de los motores de gasolina antiguos, en los que había que mezclar el aire y el combustible antes de la combustión mediante un carburador, los motores diésel, por puro diseño, necesitan sí o sí de un sistema de inyección.

Tipo de sobrealimentación

El turbo es un componente clave en los motores diésel. Sin él, son demasiado lentos

Aunque existen varios sistemas para sobrealimentar, en motores diésel solo vamos a encontrarnos los turbocompresores:

Atmosféricos

Son motores que no tienen sobrealimentación. Introducen el aire a los cilindros con la propia presión atmosférica. Estos motores son más simples, pero poco potentes. En la actualidad, ya no se venden automóviles con motores diésel de este tipo.

Sin embargo, si nos vamos al mercado de usados, podemos encontrar una buena colección de automóviles que tenían motores diésel sin sobrealimentación de marcas como Mercedes-Benz, Peugeot o incluso el Grupo Volkswagen (Seat, Volkswagen).

Estos motores, por su simplicidad, suelen ser muy fiables. Son lentos y perezosos. Pero bien mantenidos, pueden durar toda la vida.

Turbo

Para maximizar la eficiencia de los motores diésel, los fabricantes llegaron a la conclusión de que, lo ideal, era introducir un turbo. En resumidas cuentas, es un sistema que inyecta aire a presión del exterior, lo que permite aprovechar mucho más el gasóleo.

Existen numerosos tipos de turbocompresores, pues cada uno tiene su aplicación y comportamiento. Si quieres leer más sobre este tema y qué diferencias hay entre ellos, echa un vistazo al artículo que te dejamos enlazado en la siguiente caja.

Sistemas anticontaminación

Cada normativa EURO que se ha ido aprobando en nuestro continente, ha sido más estricta con la contaminación que las anteriores.

Eso sí, este tema tiene miga. A medida que los motores diésel se han ido haciendo más eficientes, también se han vuelto más nocivos. Esto parece algo absurdo, pero no lo es. Al optimizar más este diseño, se producen más óxidos de nitrógeno y partículas más finas, que son realmente dañinas a la hora de respirarlas. Por eso, las normativas anticontaminación han tenido una mano bastante dura con estos motores.

Si compras un coche diésel hoy, vendrá con todos los sistemas anticontaminación que obliga la ley en estos momentos. Si adquieres uno que tenga unos cuantos años, tendrá equipado menos sistemas. Por lo general, podemos destacar los siguientes:

EGR. Son las siglas en inglés de “recirculación de gases de escape”. Lo que hace este sistema es redirigir parte de los gases al motor de nuevo, para disminuir la temperatura de combustión y reducir emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx). El sistema solo actúa a revoluciones bajas y produce carbonilla, lo que puede obstruir la admisión si se circula exclusivamente en ciudad o a ritmos muy lentos con marchas largas.

DPF. Significa “filtro de partículas para diésel”. No obstante, también se denomina a día de hoy como “FAP” (filtro antipartículas), debido a que esta tecnología se monta ahora también en propulsores de gasolina. El filtro antipartículas permite capturar el hollín producido por la combustión, haciendo que no llegue a nuestras narices. El sistema es capaz de limpiarse a sí mismo —para liberar la obstrucción—, subiendo la temperatura del motor y “cremando” la sustancia para que salga por el escape, reduciendo su nocividad.

SCR. O “reducción catalítica selectiva”. Por este nombre, es raro que te suene de algo, pues todos conocemos esto como “AdBlue”, aunque esta última no es la única fórmula que existe en esta categoría de sistemas anticontaminación. La idea de estos sistemas es convertir los NOx en nitrógeno y agua usando un reactivo. En el caso del AdBlue, se hace con un compuesto de urea que se inyecta directamente en el escape.

Hibridación

Diésel para la carretera, electricidad para la ciudad. Todo ventajas

¿Quién dijo que los coches diésel no pueden ser híbridos? Si bien es cierto que la mayoría de los fabricantes han optado por quitarse estos motores de encima, algunas marcas han mantenido su oferta de propulsores diésel, añadiendo hibridación. Así, cumplen a la perfección con las normativas.

Por norma general, entre los vehículos diésel-híbridos, podemos destacar 3 tipos:

Diésel + Hibridación de 48 voltios: es lo que conocemos como un Mild Hybrid o MHEV. Se trata de la hibridación más sencilla posible y da derecho a la pegatina ECO.
Diésel + Híbrido eléctrico: los que conocemos como híbridos convencionales o HEV. Son los menos comunes. De hecho, en el mercado actual ya no hay marcas que los comercialicen, aunque PSA sí que sacó varios modelos con esta combinación con el apellido “Hybrid4” y “RXH”.
Diésel + Híbrido enchufable: conocidos como PHEV. El mercado tiene unas cuantas propuestas, destacando marcas como Audi o Mercedes-Benz. Permiten circular durante una serie de kilómetros en modo 100% eléctrico, lo que les garantiza el derecho a llevar el distintivo CERO.

¿Qué motor diésel compensa más?

Si te vas al mercado actual, solo vas a encontrar motores turbodiésel de inyección directa con las tecnologías anticontaminación más recientes. Sin embargo, si tu idea es adquirir un vehículo usado, puedes elegir tecnologías que ya están obsoletas, pero que pueden ser más atractivas para el uso práctico que quieras darle al vehículo.

Si tienes que moverte por ciudades que dispongan de Zonas de Bajas emisiones, lo ideal es que, como mínimo, te hagas con un vehículo diésel del estándar Euro 6. Con él, tendrás Etiqueta C (la verde). Tendrás ciertas limitaciones a la hora de circular, pero no tantas como con la Etiqueta B. Si te lo puedes permitir, ve a por un vehículo con hibridación ligera (Etiqueta ECO), o incluso por un híbrido enchufable con motor diésel.

Para la mayoría de los conductores, los motores diésel actuales son perfectamente aptos para usar en el día a día, independientemente de la mala publicidad que se les está dando a estos vehículos. Eso sí, si vas a adquirir un vehículo diésel de segunda mano, puedes elegir activamente uno que no tenga AdBlue. No porque sean malos, sino porque tendrás que mantener un sistema menos.

Si eres un conductor que va a hacer más de 10.000 kilómetros al año con un coche diésel, pero no quieres invertir en un vehículo nuevo, lo ideal es que vayas a por un coche diésel que tenga un motor fiable y no especialmente complejo. Un 4 en línea turbo, con o sin filtro de partículas, puede ser un buen punto de partida.

En el caso de que quieras un vehículo duro, con poco mantenimiento, y al que vayas a darle poco uso, puedes ir a por un diésel más antiguo, incluso a por uno atmosférico. Son máquinas que no destacan especialmente por su comodidad, pero sí por su simplicidad. Pueden durar años, incluso con un mantenimiento mínimo. Y hasta pueden hacer trabajo pesado, especialmente si hablamos de vehículos todoterreno.

El artículo Qué tipos de motores diésel hay y cuál compensa elegir fue publicado originalmente en Urban Tecno.