
Algunos los han llamado Pies Grandes, bigfoot si tu lengua materna es el inglés, otros los denominaron Yeti. Sin embargo, en la antigua Unión Soviética, estos seres que habitaban bosques frondosos eran conocidos como Almas. Sus avistamientos son similares al del resto de congéneres, salvo porque estos seres escurridizos se localizaban en las montañas de Asia Central. Y un historiador soviético acabó por establecer una curiosa teoría sobre sus orígenes. ¿Quieres conocerla?
La historia de los misteriosos Almas
Boris Porshnev nació en 1905 y se convirtió en un historiador obsesionado con la criptozoología, es decir, esa pseudociencia que intenta demostrar la existencia de animales extintos, mitológicos o folclóricos. Y dentro de esta última categoría se podría encuadrar a los Almas. Entre las historias que han ido pasando de generación en generación en Siberia o Mongolia, aquellas protagonizadas por seres homínidos altos, con mucho pelo, que no sabían hablar y que recorrían los parajes naturales de noche eran las más frecuentes.
Después de escuchar decenas de testimonios acerca de estos seres, Boris obtuvo el permiso del gobierno, en concreto de la Academia de las Ciencias, para poder investigarlos, ya en la década de 1950. No fue hasta 1958 cuando inició una expedición a la cordillera del Pamir, localizada en Tayikistán, en la que participaron expertos en folclore, geólogos y botánicos.
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El relato de la expedición fue recopilado en un diario de 400 páginas, que puede encontrarse traducido al inglés. A partir de aquella aventura, Boris Porshnev tenía clara su teoría acerca del origen de los Almas: estos seres eran, en realidad, neandertales que aún continuaban vivos. De hecho, el historiador soviético y el criptozoólogo Bernard Heuvelmans publicaron un libro donde desarrollaban esta teoría y que se titula El hombre de neandertal aún está vivo.
En otro libro de Boris Porshnev, titulado La lucha de los trogloditas, Bernard Heuvelmans afirma que estaban convencidos de «la existencia de hombres salvajes peludos«. Sin embargo, ambos diferían en sus orígenes, según lo que comentaba el criptozoólogo francés:
Hubo un punto en el que no estábamos de acuerdo: yo veía al hombre de las nieves del Himalaya como un simio antropoide, mientras que Porshnev veía a un hombre real, más concretamente un hombre neandertal superviviente del reciente Pleistoceno.
Desde finales del siglo XX, la teoría de Boris Porshnev se ha ido evaporando a la luz de la multitud de investigaciones que ha ido llevándose a cabo en diferentes regiones del planeta. Sin embargo, el folclore popular aún mantiene vivas a estas misteriosas criaturas, que continuarán siendo protagonistas de relatos que no solo no se pierden en el tiempo, sino que cobran más fuerza en el imaginario de los amantes de las conspiraciones.
El artículo Los «bigfoots» también existieron en Rusia. Este historiador decía que eran supervivientes del pasado y parientes nuestros fue publicado originalmente en Urban Tecno.
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