Apple y el bloqueo selectivo de la web

Finalmente, una prestación en Safari que me hace plantearme su uso: aunque Apple no ha hablado mucho del tema para tratar de evitar una controversia que sin duda se va a generar, la nueva versión de Safari incluida en el sistema operativo de sus iPhones, iOS 18 (ya disponible en beta) y de sus ordenadores, incorpora una prestación que suena fenomenalmente bien: se denomina «Distraction Control«, y es, básicamente, la posibilidad de eliminar fácil y selectivamente los elementos de un sitio web que los usuarios no desean ver mientras navegan.

Así de sencillo: entras en una página web, presionas un botón en la barra del navegador que dice «Hide distracting items», haz clic en el elemento que te moleste, verás un menú que se despliega, y si eliges «Hide», verás como se desintegra. Puedes hacerlo con todos los elementos que quieras de la página, terminar con «Done», y cuando vuelvas a esa página, esos elementos permanecerán ocultos. En cualquier momento, puedes elegir «Show Hidden Items» y volverlos a visualizar.

Estamos hablando básicamente de algo que se parece mucho a un bloqueador de publicidad, que no es ninguna novedad salvo porque viene integrado en un navegador que muchos usuarios pueden utilizar porque viene integrado con su dispositivo, que tiene la cuota de mercado más alta en dispositivos móviles en los Estados Unidos (49%) y la segunda a nivel global (24.71%), y el que, además, tienden a utilizar los usuarios con mayor poder adquisitivo.

Safari no es ningún competidor minoritario en el panorama de los navegadores, pero sobre todo, es especialmente relevante en dispositivos móviles debido a la posición del iPhone en el mercado smartphone en algunos países. Esto ha hecho que rápidamente, muchos medios de comunicación estén poniendo el grito en el cielo por lo que supone de popularización de la posibilidad de eliminar los anuncios con los que, además de financiar su actividad, se dedican habitualmente a torturar a sus usuarios. Básicamente, afirman que Apple hace que sea demasiado fácil para los usuarios bloquear sus anuncios.

En realidad, la funcionalidad permite bloquear cualquier cosa, no necesariamente anuncios: puedes hacer desaparecer, por ejemplo, los molestos pop-up de las cookies, una caja de noticias en vídeo que se preactiva porque los propietarios de la página creen que no deberías poder vivir sin ella, o cualquier otra cosa, pero la posibilidad de poner en manos de los usuarios un bloqueo de publicidad de uso sencillo e integrado en el navegador es lo que ha irritado a unos medios de comunicación que, al fin, se van a ver obligados a tener mucho cuidado con los formatos de publicidad que utilizan, porque ahora estarán a un par de clics de perder la posibilidad de seguir mostrando anuncios. De hecho, es posible que la funcionalidad de bloquear anuncios sea lo que peor funcione, porque el código de los anuncios es casi siempre dinámico y podrían reaparecer cuando se vuelve a la página, aunque lógicamente, el usuario podría volverlos a eliminar.

Que un usuario controle de manera detallada la información que visualiza en su navegador es algo enormemente razonable, y así lo han afirmado los tribunales cada una de las veces que los medios de comunicación han intentado llevar ante ellos la actividad de los bloqueadores de anuncios. Los usuarios tienen y deben tener, ante todo, la posibilidad de controlar su propia pantalla, de bloquear anuncios molestos y de proteger su privacidad, y ninguna compañía debe tener derecho a prohibir a los usuarios configurar sus propios navegadores como buenamente estimen oportuno. De hecho, gracias a una prestación así podríamos tener las versiones más deliciosamente minimalistas y libres «de todos esos elementos que los diseñadores pensaron que debían estar ahí» de las páginas web que habitualmente visitamos.

Si Apple consigue configurar un bloqueador de publicidad – y de cualquier otro elemento molesto para la navegación en la web – de tal manera que resulte sencillo para el usuario y que, además, sea razonablemente granular, es decir, que no se aplique inmediatamente a todas las páginas web sino únicamente a aquellas en las que el usuario quiera hacerlo, habrá dado un paso de gigante para la popularización de este tipo de herramientas y para la redefinición, por la vía de los hechos, de los modelos de negocio en la web: la publicidad en la web tal y como la conocemos, con sus formatos intrusivos y con su espionaje constante, habría recibido un golpe muy significativo. No hay nada mejor para la web que dar más poder a los usuarios, y este tipo de herramientas, claramente, lo hacen.

Y además, ver como un anuncio se desintegra y desaparece ante tus ojos me parece una de las sensaciones más agradables de «dulce venganza» que se me pueden ocurrir. Estoy deseando probarlo.

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