Uno de los grandes problemas no resueltos en torno a la inteligencia artificial generativa tiene que ver con los derechos de autor. Para poder funcionar, estas herramientas necesitan procesar miles de millones de textos, imágenes o vídeos, de los que luego extraen patrones que les permiten crear contenidos aparentemente originales. Muchos creadores y artistas se quejan de que las empresas responsables de los modelos de IA usan su obra sin su consentimiento, o incluso de que reconocen su estilo personal en algunas de las creaciones de estos modelos.
Dejar una contestacion