Si eres tan joven como para no conocer tecnología del siglo pasado, un walkman o un busca, seguramente nunca te hayas plantado ante una hoja en blanco para redactar una carta con bolígrafo o pluma, la hayas doblado, metido en un sobre con un sello y llevado hasta un buzón de Correos. Existen historias que parecen que han salido de la pantalla del cine, pero lo que no imaginaba Suzanne Flament-Smith es que un paseo por la playa acabaría por desvelar una amistad que se remonta a los tiempos de la Segunda Guerra Mundial.
La carta de una amistad de casi un siglo
Mira que os hemos hablado de misivas tan curiosas como extrañas. Recordamos más de 100 cartas requisadas por la Marina Real británica o la historia que involucra a Jimmy Carter, el expresidente de Estados Unidos, quien tuvo la misión de redactar una carta a los extraterrestres.
En este caso, nos quedamos en el país norteamericano y acudimos al estado de Florida. La mencionada Suzanne Flament-Smith tenía tiempo libre mientras su hija estaba entrenando con su equipo de voleibol y decidió acudir a una calle cerca de la costa en el sur de Tampa, denominada Bayshore Boulevard. Sin embargo, la vista del mar dejaba bastante que desear, ya que un reciente huracán había atraído todo tipo de basura a la costa.
Como buena ciudadana, Suzanne decidió contribuir a liberar el paisaje de la basura y empezó a llenar una bolsa con los desperdicios que iba encontrando. En un momento dado, una botella con un tapón de corcho captó su atención. A través de ella podía verse algo en el interior. Resulta que aquella botella contenía varios objetos, entre los que se encontraba un casquillo de bala, un trozo de metal circular, una pieza fina de madera y una carta.
La mujer llevó la botella a casa y esperó a que toda la familia estuviese reunida, incluido su hijo a través de FaceTime, para conocer su contenido. A pesar de los intentos de utilizar el objeto de madera para sacar la carta, finalmente tuvieron que romper la botella para poder leerla. La misiva comienza con un escueto Querido Lee, seguido de:
Recibí tu carta ayer, estaba contento por saber de ti. Así que el otro día te pusiste algo achispado. Bueno, es algo diario aquí. Tienen un bar y tienen una cerveza bastante buena (..) Me pongo contento cada noche que estoy en la base.
Parece que la base a la que se refiere el remitente es conocida como Little Creek y fue establecida en la década de 1940 en la costa de Chesapeake Bay y tenía como finalidad entrenar a soldados con vehículos anfibios y en tácticas de asalto. La carta continúa un poco más y en ella se explica cómo el soldado parece estar en la Escuela de Radio y cómo parece estar interesado en una mujer pelirroja, antes de despedirse con su nombre, que aunque no se entiende perfectamente podría ser Jim. Amigos, mar y una carta que al fin ha sido leída.
El artículo Fue escrita hace más de 80 años y ahora ha sido recuperada en el mar: así es la curiosa carta de este soldado fue publicado originalmente en Urban Tecno.
Dejar una contestacion