Todo listo para el lanzamiento del satélite medioambiental Sentinel-2C en el último cohete Vega

El Vega VV24 aún dentro de la torre de servicio – Agencia Espacial Europea

Todo está listo en el espaciopuerto europeo de Kourou para el lanzamiento del satélite medioambiental Sentinel-2C a lomos del último cohete Vega que despegará jamás. El despegue está previsto para las 3:50, hora peninsular española (UTC +2) del miércoles 4 de septiembre. Se podrá seguir a través de Internet a partir de las 3:30.

El Sentinel-2C es un gemelo de los Sentinel-2A y 2B, lanzados respectivamente el 23 de junio de 2015 y el 7 de marzo de 2017. Su objetivo es dar continuidad a los datos recogidos por sus predecesores cuando fallen, pues aunque los dos están aún en servicio ambos han superado su vida útil prevista de siete años. Con el mismo objetivo está previsto el lanzamiento del Sentinel-2D a mediados de 2028. Y más allá de eso los 2ANG y 2BNG –NG de nueva generación– a mediados de 2033 y 2035.

La misión de los Sentinel-2 es obtener imágenes de alta resolución de nuestro planeta en el espectro visible y en el infrarrojo cercano, en un total de 13 bandas, gracias al Multi Spectral Imager o MSI, su instrumento principal.

Esas imágenes permiten generar mapas sobre el uso de la tierra con especial énfasis en la cubierta vegetal de esta, para obtener mapas de la cantidad de vegetación que hay en una zona determinada, y el contenido en clorofila y agua de esta, con el objeto de ayudar en la planificación de cosechas También permiten vigilar el crecimiento de la cobertura vegetal, o su desaparición, vigilar los bosques, y capturar imágenes de inundaciones o erupciones volcánicas para ayudas en las tareas de ayuda posteriores. Y por si todo eso fuera poco proporcionan información acerca de polución en lagos y aguas costeras.

Pero lo que hace un tanto especial el lanzamiento del Sentinel-2C no es tanto que vaya a ser llevado a cabo por el último Vega sino que en un momento bastante WTF dos de los depósitos de combustible de la etapa superior AVUM del cohete fueron «tirados a la basura» accidentalmente en las instalaciones de Avio, su fabricante. Y con la línea de producción de los Vega ya cerrada –han sido sustituidos por los Vega-C, a los que no les va muy bien– no había forma de fabricar otros depósitos para sustituir a los perdidos.

Las opciones que se manejaron en su momento pasaban por utilizar dos de los cuatro depósitos que se usaron para certificar el Vega para su vuelo inaugural en 2012. Los dos serían sometidos a prueba para ver en qué condiciones están tras más de diez años almacenados. Otra sería hacer un apaño con componentes de la etapa superior de un Vega-C y montar una especie de etapa superior híbrida para ese último Vega. Un Frankenvega, vaya.

Aunque, sorprendentemente, en una rueda de prensa celebrada el pasado día 29 sobre este vuelo final del Vega el director ejecutivo de Arianespace, Stéphane Israël, se negó a aclarar qué opción habían tomado.

Así que si todos los lanzamientos son un poco de morderse las uñas, este más.

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